martes, 14 de abril de 2009

BRUJITAS







Autora: María Antonieta Peralta

A media noche… la luna deja ver a trasluz…
sombras y figuras pasar, que hacen dar a los perros
aullidos despavoridos.
Son las brujitas que de todas partes vienen al bosque
a bailar.




Vienen manejando con pericia, casi alcanzando la brisa
que pasa y las acaricia, esas naves voladoras, sus
coloridas escobas.

Forman gran algarabía. Se oye un alboroto tal, por su
peculiar hablar, chuas, chuas, chas, chacatrás, tras.

No se sabe qué dirán.

¿Qué pasa en este lugar?

Cuando la luna brilla aún más,
para decirlo mejor,
con mayor intensidad, se les ven sus rostros serios,
las mejillas muy pintadas, cabelleras engreñadas,
las narices muy filudas, ¡increíbles!, puntiagudas,
sus sombreros de alas grandes y de copas muy picudas.
Visten blusas de anchas mangas, los faldones
muy floreados y botines entrenzados.

También se distingue el bosque, que a esa hora
impresiona: árboles de gran altura, que al claro de la luna,
parecen unos fantasmas o unas raras esculturas.

Las brujitas celebran con regocijo que ese día,
convirtieron en ranita, a una linda muchachita,
para mirarla brincar, ponerla luego a nadar
y oírla después croar.

Con su chas, chas, tra-ca tras se miraba y reían,
mostrando sus largos dientes o donde
no los tenían.

Con su forma de mirarse decían, que en el fondo de la cesta dormía,
la encantada muchachita,
ya convertida en ranita.

La ranita primorosa, estirando sus dos ancas,
dando un brinco, de la cesta se salió.

Pero una buena brujita, al instante, de su escoba
se bajó y pronto la recogió.

Temerosa de perderla, la acarició con cariño
Y con amor la besó.

De repente un celaje se formó y después…
en niña se convirtió.

Las brujitas se asustaron y dejaron de bailar,
y también de alborotar.

Sintieron una gran pena y además se arrepintieron,
por el mal que ese día hicieron.

Llevarse a una pequeñuela para verla dar saltitos,
nadar en una laguna
que era espejo de la luna
y en un coro de mil ranas
hacerla participar.

Y por eso prometieron, nunca, chuas, chuas, chuas,
chas, chas, nunca, tracatraca, tracatrás,
llevarse a nadie, ¡Jamás.

Fuente: María Antonieta Peralta. Brujitas. Playco Editores. C. A., Maracay/Venezuela, 2003



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