miércoles, 23 de febrero de 2011

POESÍAS DE VARIOS AUTORES


Autor: Gabriel Celaya

Jugando a los niños
-¡pípiripingo!-
te pongo y te quito.

Te engaño, te enseño
-¡pípiri!-, el quiebro-.
¿Lo viste? No es eso.

La mano al derecho.
La mano al revés.
¿Lo has pensado bien?

Una, dos y tres.
Pues no hay más que ver.

El pájaro –mira-,
Una, dos y tres,
volando se fue.

Fuente: Gabriel Celaya para niños. (2ª Edic.) Ediciones de la Torre, Madrid, España, 2001, p. 47.



Autora: Dora Alonso

Aserrín,
aserrán.

Puñadito de violetas,
limoncito verdemar,
anillito de colores.
Aserrín aserrán.
Duerme el agua en la cañada
y un cocuyo viene y va.
Aserrín aserrán.

Canta un gallo desvelado
en las ramas del galán.

Aserrín,
aserrán,
con la cuna
y el pañal.

De algodón el roponcito
y la sábana de holán.

Fuente: Dora Alonso La flauta de chocolate. Editorial Pueblo y educación, La Habana, Cuba, 1997, p. 5.


Autora: Blanca Graciela de Caballero


Los árboles
Tienen
Concierto de chicharras…

Yo las recojo.

Haciéndoles un techo
con mi mano,
en mi puño
entreabierto
llevo tenores
y sopranos.
¿Qué alegría la que siento...!

Hoy tengo cien chicharras
que tocan las guitarras
del verano,
para mí y para el viento…

Fuente: Blanca Graciela de Caballero, Los versos de Blanca Graciela (Antología), Susaeta, S. A. , Madrid, España, 1975, p. 60



Autor: Aquiles Nazoa
Si lo encuentras, mañana, dormido en el camino,
alísale el cabello con tus dedos de lino.

Dale colcha de brisa, colócale en almohada
de jazmín inocente, de hierbita mojada.

Arómale los labios de limón y de rosas
y cántale con flautas y abejas rumorosas.

Cúbrelo con tu leve faldellín de diamela,
llévatelo en pequeño cochecín de canela.

Ponle siete enanitos de olor en el bolsillo
y en su mano el fragante corazón de membrillo.

Y cuando en casa fresca lo reciba la tierra,
Guárdale en una almendra su espadita de guerra.

Fuente: Beatriz Mendoza Sagarzazu (comp.). La infancia en la poesía venezolana, FUNDACADEMUS, Caracas, Venezuela, 1983, p. 57.

Autora: María Elena Walsh

Es un hombrecito
petiso y panzón
con un sombrerote
y un largo bastón,
los ojos saltones,
el genio burlón,
que sale a la siesta
por el callejón
besando a las niñas,
corriendo al varón.

Derrama la leche,
apaga el carbón,
resala la sopa,
esconde el jabón,
y mil travesuras
que no hago mención.

Hay quienes lo han visto
por la población:
el duende le llaman,
mentiras no son.

Fuente: María Elena Walsh, Versos tradicionales para cebollitas, ALFAGUARA. Buenos Aires, Argentina, 1974, p.76.





Autor: Nicolás Guillén

Una paloma
cantando pasa:
-¡Upa mi negro,
que el sol abrasa!
Ya nadie duerme,
ni está en su casa;
ni el cocodrilo,
ni la yaguasa,
ni la culebra,
ni la torcaza,
¡upa, mi negro,
que el sol abrasa!
Negrazo, venga
con su negraza.
¡Aire con aire,
que el sol abrasa!
Mira la gente,
llamando pasa;
gente en la calle,
gente en la plaza;
ya nadie queda
que esté en su casa…

Coco, cacao,
cacho, cachaza
¡upa, mi negro,
que el sol abrasa!

Negrón, negrito,
ciruela y pasa,
salga y despierte,
que el sol abrasa,
diga despierto
lo que le pasa…

Ya nadie duerme,
ni está en su casa:
¡coco, cacao,
cacho, cachaza,
upa, mi negro,
que el sol abrasa!

Fuente: María Teresa Sánchez (selec.), Arrullos y canciones de cuna,
Editorial Gente Nueva, (s.l.), (s.f.), p. 50.

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