martes, 3 de mayo de 2016

DOÑA CANELA


OPINIONES Y MATERIAL LITERARIO DE MI AUTORÍA, ENVIADO PARA LA ANTOLOGÍA DEL AIRE REDONDO Y AZUL que he montado ahora en imágenes tomadas de GOOGLE para mostrarlo en mi Blog.

Antología:-¿Cómo debe ser un poema para niños para que sea una obra de arte que a todos guste por igual?

Inés: -Es difícil dar respuesta exacta a la interrogante. Los niños tienen diferencias individuales que debemos respetar. Los gustos son divergentes. Pero podemos acercarnos, atrevernos a seguir la degustación auditiva de una lectura, por la aceptación o el rechazo de la mayoría. Igual si la llevamos al aula o la sacamos al patio.
En la esperanza que los pequeños me orienten en la corrección final, he adoptado la práctica de leer mis trabajos a grupos de niños socialmente antagónicos antes de ponerlos en las puertas de una editorial. Sin embargo, queda la duda del reducido margen que no opina; puesto que no sabemos con certeza si no le gustó o si su estado de ánimo en -ese momento- no permitió ningún significado para él.
Considero una hazaña atreverse a algo tan arriesgado, pero por ver felices a la mayoría, somos capaces de aventurarnos en tareas extremadamente delicadas como la de escribir para los niños.
Es interesante profundizar en el mundo de los más pequeños aunque terminemos ignorando algunas de sus reacciones respecto a las lecturas de placer cuando el auditorio disfruta con apasionamiento de ellas y exige que las repitamos: Son un verdadero “recreo literario”1
Apoyada en mi sentencia: “Los niños deciden porque por encima de todo están sus gustos que es una necesidad interior muchas veces ajena a nuestra estatura de adultos”2, me permito aclarar que todo poema que se escriba para niños ha de ser para que ellos lo disfruten, no para aprenderlo de memoria ni para realizar las tareas complementarias que habitan en el cerebro del adulto.
Pienso que los más pequeños (en los primeros años de edad) deben recibir suficiente literatura como nutriente para el alma y desarrollo del vocabulario. Y que los textos poéticos les inviten a involucrarse con movimientos rítmicos, palmaditas, juegos, risas… Que éstos, sin la menor orientación simplista, sean alegres, humorísticos, cantarinos, lúdicos, disparatados, sueltitos, redondos y azules como el aire de la antología en la que dejo guardados estos trabajos.

Citas:
1. Cuevas, Inés de. Los viveros literarios. Espacios para la lectura en la escuela. Mérida, Venezuela: Edit. La Escarcha Azul, Col. Latido a profundidad, 1999, p.33
2. Ídem. p. 82