lunes, 2 de marzo de 2009

TEMA PARA LOS PAPIS Y MAMIS, DOCENTES Y OTROS ADULTOS.

Gladys Lopera Cardona. Licenciada en Español y Literatura de la Universidad de Antioquia. promotora de lectura en el Departamento de Cultura y Biblioteca de Comfenalco Antioquia.Gloria María Rodríguez Santa María. Bibliotecóloga, egresada de la Universidad de Antioquia.Fuente: Selección de libros infantiles y juveniles: criterios y fuentes. Compiladora: Gladys Lopera Cardona. Colombia: Comfenalco Antioquia, 1997. 270 p. - (Fomento de la lectura; 2)


Antes de exponer algunos de los criterios que se consideran hacen parte del proceso de evaluación y selección de la literatura infantil y juvenil, se considera pertinente ampliar el concepto de literatura.


¿QUÉ ES LA LITERATURA?

La literatura puede definirse como una expresión artística del ser humano, por medio de la palabra oral y escrita. Como arte, la literatura ocupa un lugar en el mundo de las ideas de la humanidad, por lo tanto es cambiante y plurisignificativa, es decir, su relación con el lector depende de múltiples variables que ayudan a construir su significación; variables dadas por el momento histórico, por el mismo acto comunicativo y por los aportes que el lector lleve al momento de enfrentarse con el texto, desde su propio bagaje, desde su cosmovisión.Si hablamos de literatura, tenemos que centramos en las obras cuyo elemento fundamental es la función estilística de la lengua, es decir, aquella que da cuenta de la selección y combinación de las palabras en el lenguaje de la creación literaria.El escritor argentino, Jorge Luis Borges, define así la literatura: “Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara”.(1) La literatura infantil es ante todo Literatura, y se rige por los mismos parámetros con que se juzga la buena literatura. El bibliotecólogo Luis Bernardo Yepes O., afirma : “La literatura infantil existe gracias a que cuenta con un público específico que la ha aceptado, que la comprende, que la disfruta, y ese público son los niños, independientemente de que ésta haya sido escrita o no para ellos, lo importante es que llega a sus niveles de experiencia lectora”.(2)


CRITERIOS

La evaluación compete a todos aquellos criterios intrínsecos al libro, es decir a los elementos textuales y paratextuales. La selección, como se planteó anteriormente, tiene en cuenta además, otros elementos: los extratextuales. A continuación se analiza cada uno de ellos.Criterios textualesSe refieren a lo exclusivamente literario, entre éstos se deben tomar en cuenta:• Calidad literaria. Es la que imprime al libro su condición de obra de arte, se sustenta básicamente en el estilo del autor, dado por el uso adecuado de los recursos estilísticos que le brinda su idioma. • Lenguaje. Uso correcto de las formas verbales, precisión en las relaciones sintácticas, es decir la correcta construcción de las frases, las oraciones y los párrafos, el manejo adecuado de adjetivos y formas adverbiales, el uso adecuado de preposiciones, conexiones; la precisión en la puntuación y la ortografía. Todos estos elementos deben conjugarse para hacer del lenguaje un conjunto de posibilidades plurisignificativas que permitan la exploración de los territorios de la imaginación. Algunas construcciones sintácticas en el idioma español, presentan diferencias de un país a otro. Una de las más frecuentes, tanto en los libros de autores españoles como en los traducidos en España, es el uso del a por. “Desde la segunda mitad del siglo XIX comenzó a extenderse en el habla popular. de España la locución a por con verbos de movimiento; por ejemplo: ir a por el agua, vengo a por ti, vuelvo a por el pan. El empleo de esta locución ha progresado especialmente en el habla usual de las provincias del centro peninsular, si bien es desconocida en América. Sin embargo la conversación culta de España suele sentirla como vulgar y procura evitarla”.(3) • Vocabulario. La elección de las palabras no es tarea fácil para quien escribe, pero si se escribe para el público infantil y juvenil, las palabras deben usarse a manera de filigranas que con su agilidad, limpieza y transparencia logren impactar la sensibilidad del lector. Algunas palabras dificultan la comprensión de la obra, sobre todo cuando son usadas dentro de contextos muy específicos como los localismos. Muchas de las obras literarias que llegan al país, editadas principalmente en la Argentina y España, traen localismos propios de sus hablantes. Los maestros y los bibliotecarios deben documentarse para explicar estas dificultades a los lectores, leer con anterioridad el libro y observar si los localismos pueden inferirse por el contexto y si la obra presenta un glosario que permita su interpretación, con el fin de que éstos, no se constituyan en una limitante para la comprensión, sino al contrario, enriquezcan al lector.Un ejemplo del libro “Misterio en la Patagonia” de la autora Argentina María Teresa Andruetto, ilustra sobre el uso de localismos:“...Después comimos guachalocro y pasteles de membrillo y enseguida, mi papá don Andrés, el puestero y Carmelito se pusieron a jugar al truco, hasta que se hizo la hora de volver a la ciudad... ”• Valores estéticos.La creatividad y el estilo son características fundamentales en la composición estética de la obra. El estilo es la manera en que un autor expresa sus ideas desde la estructura misma de la obra hasta el poder sugestivo de las palabras. El elemento creativo se presenta esencialmente en la riqueza de las palabras, en sus variaciones significativas y en la construcción de imágenes y símbolos que afectan directamente la sensibilidad del lector. “El sol de los venados”, de la escritora Colombiana Gloria Cecilia Díaz , proporciona un buen ejemplo de una obra que con calidad estética, logra emocionar y aflorar los sentimientos de quien la lee:
“...Cuando Monona cumplió seis meses, papá se fue de viaje. El tío Raimundo lo invitó a su hacienda y papá, que adora el campo, no se hizo de rogar.A los tres días de su partida, papá ya nos hacía una falta inmensa. Le tenemos miedo, es verdad, pero le queremos mucho. Cuando regresa de su trabajo, se sienta a leer el periódico y no lo podemos interrumpir porque se enoja. En la mesa nos exige un comportamiento impecable y nos obliga a dejar los platos limpios. ‘La comida no se tira, niños’, nos dice mientras nos muestra su cinturón. Y nosotros, que comprendemos muy bien el mensaje, hacemos esfuerzos para comernos lo que no nos gusta, como la remolacha o la sopa de calabaza. Pero papá también ríe y hace bromas y nos dice que nos quiere mientras nos restriega su mentón contra el rostro haciéndonos cosquillas con su barba.Una semana después de la partida de papá, mamá se volvió a enfermar. Una noche dijo a Tatá que se sentía mal como la otra vez. Tatá corrió a buscar a la abuela que estaba en casa de la señorita Elvira.Eran casi las siete de la tarde y había empezado a llover a cántaros. La abuela entró en casa como si fuese un rayo desgajado de la tormenta. Se asustó cuando vio la palidez de mamá. Hizo que se acostara y la arropó como si se tratara de un bebé. Luego le preparó una bebida caliente y se la dio. La abuela nos ordenó a Tatá y a mí dar de comer a nuestros hermanos y acostarlos mientras ella iba a pedirle a la señorita Elvira que fuera a buscar un médico.Mis manos temblaban mientras daba el biberón a Monona, y vi los ojos de Tatá llenos de lágrimas mientras enfriaba la sopa de Nena y de José.¿Mamá se va a morir ? —preguntó el negro sin parar de jugar con la cuchara.—¡Cállate, estúpido! —le gritó Tatá. El Negro se puso a llorar y la pobre Tatá, condolida por haberlo tratado mal, intentó calmarlo.En esas volvió la abuela. Estaba empapada, pues en su prisa ni siquiera se había llevado un paraguas.Mamá se había adormilado. La abuela nos ayudó a meter a los pequeños en la cama. Luego, Tatá y yo nos sentamos a su lado, cerca de mamá. La abuela iba cada cinco minutos a la ventana a ver si veía llegar a la señorita Elvira. La lluvia no paraba, y el tac tac de las goteras que mojaban el piso de nuestra casa se oía a pesar del ruido del aguacero.—Qué desgracia no tener teléfono —dijo la abuela. Por fin llegó la señorita Elvira, pero sin médico. No había encontrado ninguno.—¿En el hospital, señorita Elvira? —le preguntó la abuela con desesperación.—Tampoco, doña Flora —dijo la pobre mujer angustiada.—¡Matasanos de los diablos! ¡Ni siquiera hay uno en el hospital! Pero ¿por qué vive la gente en estos condenados pueblos? —exclamó la abuela en el colmo de la furia”.(
4) Con respecto a los valores estéticos de la poesía, es importante tener en cuenta que en la estructura de un poema intervienen otros elementos que deben ser inseparables de la función poética: el ritmo, la rima, la selección del léxico, los juegos fonéticos, las metáforas y demás figuras literarias.El investigador cubano Sergio Andricaín, en un encuentro con maestros en el marco del IX Seminario de Literatura Infantil, organizado por el Municipio de Medellín, invitó a los asistentes a compartir la poesía en tas aulas, sin esperar más recompensas que la de “provocar” la sensibilidad de los alumnos: “...Es poco para quien espere, como conclusión inmediata de la lectura de un poema, un resultado que se pueda medir; la adquisición de un conocimiento, la formación de un determinado valor, la modificación de una actitud. Es mucho para quien sabe que el contacto frecuente y natural con la lírica, humaniza los sentidos del niño, enriquece sus posibilidades expresivas, propicia un goce fundamentado en la apreciación de lo estético, invita a pensar. Cosas estas, todas, que no se visualizan de un día para otro, sino que se van sedimentando en el niño; cosas, evidentemente, poco prácticas, pero fundamentadas para apoyar su maduración intelectual y afectiva, el crecimiento de eso que llamamos espíritu.”(5) El siguiente poema, es un ejemplo de una composición de imprecisa belleza que toca la sensibilidad del lector.
Se equivocó la paloma.Se equivocaba.Por ir al Norte, fue al Sur.Creyó que el trigo era agua.Se equivocaba.Creyó que la mar era el cielo;que la noche, la mañana.Se equivocaba.Que tu falda era tu blusa;que tu corazón, su casa.Se equivocaba.(Ella se durmió en la orilla.Tú, en la cumbre de una rama).
Rafael Alberti(
6) • Traducciones y adaptaciones. Lo ideal en una traducción es que se ciña al texto original y conserve la calidad literaria y el estilo del autor. Para esto es importante adquirir libros de editoriales responsables frente a esta labor. Se deben preferir las obras que se traduzcan directamente del original, desconfiando de aquellas que son traducciones de traducciones o de las que son tan literales que se pierde la musicalidad y la sintaxis del idioma al que se traducen. Las adaptaciones, por otra parte, son versiones libres que hace el escritor basándose en un texto original. Se deben escoger aquellas realizadas con criterios literarios y evitar las realizadas únicamente con criterios comerciales, o las que no presentan los datos sobre el autor, ni el nombre de la persona que hace la adaptación.Los clásicos de la literatura infantil, como Charles Perrault, Hans Christian Andersen y los hermanos Grimm, son frecuentemente adaptados, llegando a extremos tales de recorte, manipulación e irrespeto con la versión original, que pierden el sentido. Estas adaptaciones se presentan generalmente en ediciones baratas y por eso mismo peligrosas, pues los padres de familia y los maestros, creyendo estar haciendo un bien al adquirirlas, lo que hacen es privar al niño de la oportunidad de deleitarse con el texto original o con una adaptación de calidad. Este es el caso, entre muchos de “El Patito Feo” del escritor danés Hans Christian Andersen, del que se presenta a continuación una muestra de adaptación deformante:
Hubo una vez una pata que había tenido patitos. Eran todos muy bonitos, menos el último. Naturalmente, mamá pata decidió quedarse con él y que creciera con los demás.Pronto sus hermanos lo abandonaron, y el pobre patito decidió ir al lago. Allí se escondió entre los juncos. Aparecieron unos cazadores, y el patito se asustó mucho por el ruido de los disparos y por los perros. Con la llegada del invierno, pasó mucho frío, pero afortunadamente, una viejita, que lo había visto entre la nieve lo recogió.La viejita se había quedado con él para que pusiera huevos, y lo tuvo con ella hasta que llegó la primavera. Una mañana lo echó de la casa un gato muy gordo, que le tenía mucha envidia al patito.También lo persiguió un perro, y el patito, entristecido, se refugió en su lago.Mientras nadaba, vio que venían unos hermosos cisnes. Escondió la cabeza pensando que querían pegarle otra vez, pero con sorpresa, vio su imagen reflejada en el agua:¡Se había convertido en un bellísimo cisne blanco!(
7)
Las bibliotecas públicas y escolares, los maestros y los bibliotecarios, tienen el deber de buscar para los niños versiones íntegras de los cuentos clásicos. • Otros criterios. La especialista Elizabeth Fitzgerald Howard(
8) sostiene que existen unas cualidades esenciales que hacen que un libro pertenezca a la lista de “Libros notables”, entre estas están: la trama, las características de los personajes, la puesta en escena, el punto de vista, el tono, la tensión, etc. Con respecto a la tensión, el investigador y crítico venezolano Fanuel Hanán Díaz afirma: “Dentro del conjunto de criterios textuales me parece muy importante hablar de la tensión, concepto que muchas veces es confundido con el suspenso. La tensión es exactamente esa condición que nos atrapa desde las primeras páginas y nos sujeta al libro. Muchas veces ella es la culpable de que no comamos hasta que lo terminemos, que nos acostemos tarde en la noche, que sintamos la necesidad de continuar hasta terminar. Es un apetito que crece a medida que seguimos leyendo. Gráficamente lo podríamos representar como una curva de impulso ascendente que se mantiene, incluso después de que cerramos la última página.”(9) Por último, se debe pensar en que es en la infancia donde se forman los niños en su tolerancia hacia los individuos distintos física y culturalmente. Por lo tanto, no deben escogerse libros que reflejen subestimación, prejuicio o rechazo hacia otras culturas, grupos sociales, religiosos, o raciales. Este cuidado se debe observar no sólo en el texto sino también en las ilustraciones.
Criterios paratextualesSe refieren a los elementos gráficos y editoriales que tienen una “proximidad’ con el texto y que sustentan su calidad. Tienen igual relevancia en el momento de evaluar y seleccionar, ya que contribuyen con el texto a darle al libro su condición de obra artística.Se deben tener en cuenta: las ilustraciones, el formato, la encuadernación, el color y la textura del papel, el tipo y el tamaño de las letras, el interlineado, el diseño, la diagramación, la portada; y los créditos necesarios sobre quién hizo, ilustró y editó el libro.“La ilustración es uno de los aspectos que más se destaca en la elaboración de estos libros. La relación texto-imagen varía de acuerdo con la edad del receptor. Hay libros exclusivamente de imágenes, hay libros donde predomina la imagen y otros donde desaparece. Es de suma importancia, entonces, para la evaluación, considerar el dominio de la técnica por parte del ilustrador, la creación de personajes mediante rasgos distintivos, la expresividad, la adecuación al texto, la coherencia en la presentación de secuencias y, en fin, todos aquellos elementos de composición estética como la combinación armónica de colores, estilo, dimensionalidad, trazo, proporciones, etc. En el caso de los libros latinoamericanos, es importante cuidar que no se repitan los clichés o patrones de presentación facial, algunos de ellos con genotipo no propio del contexto racial donde se producen”.(
10) La biblioteca escolar y pública está en la obligación de ofrecer variedad de propuestas, estilos y técnicas de ilustración, es la mejor oportunidad para que el lector amplíe la visión de las cosas, se cree interrogantes, aprecie las diferencias culturales y enriquezca su comprensión del mundo.Con respecto a la encuadernación, es básico tener en cuenta al seleccionar para las bibliotecas, los libros que presenten una encuadernación resistente al uso. Se deben elegir—siempre y cuando haya opción— libros en pasta dura y cocidos, que tengan un buen tamaño de letra, buen espaciado entre las líneas y suficientes márgenes que permitan una lectura cómoda. En la práctica no siempre es fácil obtener todos estos requisitos, pero se debe aspirar a conseguirlos.Por último, es necesario recordar que el mejor libro infantil o juvenil, no siempre es el más caro, el más vistoso o el más colorido.
Criterios extratextualesTienen una relación directa con la selección. Obedecen a factores que son absolutamente extrínsecos al libro, pero no por eso pierden su carácter de criterio. Entre éstos se incluyen:• El acervo bibliográfico de la biblioteca. Las colecciones ya existentes en la biblioteca, se constituyen en una base para adicionar o rechazar algún título específico. Se debe partir de principios de equilibrio y diversidad.• El precio de los libros. Sin duda una limitante en el momento de decidir sobre ciertos materiales, que aunque sean de reconocida calidad, están fuera del alcance de muchas instituciones.

• La oferta y demanda. El mercado editorial impone ciertos títulos y retira otros, muchas veces esenciales, guiándoseúnicamente por motivos comerciales.• La utilización pedagógica dentro de los programas curriculares. Se seleccionan títulos obedeciendo a criterios pedagógicos: por ejemplo novelas sobre animales para el programa de Ciencias.• Los planes lectores de las editoriales. Se invaden los colegios con “lecturas programadas” y se imponen planes externos que no responden en algunas ocasiones ni a los intereses, ni a los niveles de experiencia lectora de los alumnos.• Niveles de edad de los lectores. Es uno de los aspectos más delicados de definir a la hora de hacer la selección, ya que toda apreciación que se hace al respecto es imprecisa.• Funcionalidad. En este aspecto se considera para qué programa están dirigidos los libros: una caja viajera para una zona rural, un rincón de lectura para los alumnos de preescolar, una colección para un grupo de jóvenes que están recluidos, etc., este criterio tiene que ver básicamente con los intereses y necesidades de los lectores potenciales.
• Promoción. La difusión, las campañas promocionales, la utilización de libros en juegos literarios de instituciones, la exhibición en los puestos de venta y las recomendaciones de terceros se constituyen también en criterios extratextuales que inciden en la selección.

Notas:

1. Borges, Jorge Luis. El Hacedor. 1960. (Volver al texto)2. Yepes Osorio, Luis Bernardo. sin referencia en el original. (Volver al texto)3. Real Academia de la Lengua Española. Diccionario de la Lengua Española. 21 ed. Madrid: Espasa-Calpe, 1992. p. 1858. (Volver al texto)4. Díaz, Gloria Cecilia. El sol de los venados. 2 ed. Madrid: SM, 1993. pp. 109-116. (El Barco de Vapor 70). ISBN 84-348.3976-8. (Volver al texto)5. Andricain, Sergio. “Entorno a la poesía, los niños y la escuela”. En: Seminario de Literatura Infantil. (9o: 1996: Medellín). Ponencias del IX Seminario de Literatura infantil. Medellín: Edúcame, 1996. pp. 37-52. (Volver al texto)6. Alberti, Rafael. Poesía. Madrid: Aguilar, 1977. pp. 482-483. (Volver al texto)7. Andersen, Hans Christian. El patito feo. Medellín: Edilux, 1990. (Colección Simpatía). (Volver al texto) 8. Howard, Elizabeth Fitzgerald. “Deleite y definición: elementos básicos para evaluar libros infantiles”. En: Hojas de lectura. Santafé de Bogotá. N. 40 (Jun. 1996); pp. 16-19. (Volver al texto)9. Díaz, Fanuel Hanán. “De jueces a lectores: selección de libros para niños”. En: Seminario - Taller de promoción de lectura. (1995: Barranquilla). Ponencia del Seminario - Taller de Promoción de Lectura. Barranquilla : Comfamiliar del Atlántico, 1995. (Volver al texto) 10. Díaz, Fanuel Hanán. “Los libros para niños y jóvenes”. En: El Heraldo Dominical, Barranquilla : (7, Jul., 1996); p. 5. (Volver al texto).

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