¿Quién presentó a Tío Tigre y Tío Conejo?, por Pez Linterna
Por Pez Linterna | 3 de Julio, 2013
Matías Rivas es un joven curioso. Su obsesión por la fotografía lo lleva a registrar, por medio del lente, sus aventuras en la selva amazónica. Pero la repentina aparición de un misterioso animal al que no puede retratar se transforma en su segunda y nueva obsesión. En la búsqueda por fotografiar a la enigmática criatura, Matías pierde el camino de
vuelta al campamento y la selva se convierte en un espacio insondable. La travesía de este joven se traduce en la novela corta La danta blanca, publicada por Ekaré y considerada una de las primeras novelas dirigidas al público infantil en Venezuela.

Rafael Rivero Oramas era también, como Matías, un personaje curioso: se adentró en la selva de la cultura venezolana de la época y, junto a La Danta blanca, publicó una extensa obra. Resaltan, entre otros, títulos como La bruja Candelaria, El hojarasquerito del monte, Tío Caricari, La ratoncita Margarita, La sangre del sapo negro y El hombre, el tigre y la luna, publicados por Ekaré, Banco del Libro, Ministerio de Educación y Monte Ávila. Sin embargo, nunca le fue suficiente ser escritor y trabajó por ofrecer mayor independencia de lectura a los niños.

Uno de sus aportes más vitales fue el programa radial Las aventuras del Tío Nicolás que inició su trasmisión en 1931. La creación de este espacio logró que el personaje cuentero de Tío Nicolás diera a conocer los relatos de Tío Tigre y Tío Conejodurante treinta años, tiempo que estuvo el programa al aire. Estos personajes, recogidos de fuentes folclóricas de Centroamérica, son representaciones de parte de nuestra identidad: la fuerza bruta encarnada en Tío Tigre versus la astucia, inteligencia y viveza de Tío Conejo. Dos personajes que, más que simples construcciones, se han convertido en arquetipos de nuestra idiosincrasia y que recrean una picaresca propia, en especial Tío Conejo.
Ekaré recoge muchos de los relatos de esta emblemática pareja —contados por Rivero Oramas— en un libro titulado Cuentos de Tío Tigre y Tío Conejo. En esta reivindicación por la tradición oral se hicieron eco otros libros que rescataban a los dos personajes. Antonio Arráiz, en los años cuarenta, publicó Cuentos de Tío Tigre y Tío Conejo, así como en los setenta lo hicieron Pilar Almoina y Eduardo Egui bajo otros títulos. La presencia de Tío Tigre y Tío Conejo en la cotidianidad los hizo referentes obligatorios de nuestra tradición cultural.
En 1934, el periódico El Universal abrió sus páginas a Oramas para que publicara estas emblemáticas historias en
forma de caricatura. También surgieron otros experimentos en los que se unió Tío Morrocoy. El Instituto Postal Telegráfico de Venezuela, IPOSTEL, buscó incentivar nuevas formas de lectura en los niños y creó una serie llamada “Cuentos Infantiles”, iniciada con la historia de estos tres personajes. Eran diez sellos postales que recreaban escenas del relato original y cada una de las ilustraciones en las estampillas era independiente. Aún así, los sellos contenían en su reverso el fragmento del cuento al que correspondía la imagen. De esta forma, las diez estampillas juntas formaban la historia, como si fuera un álbum de barajitas.



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