sábado, 16 de mayo de 2009

BRUJAS, MAGAS Y HECHICERAS...


UNA BRUJA EMBRUJADA


Autora: Inés De Cuevas

Era una bruja con desparpajo

que usaba guantes de renacuajo.


Tomaba té con mermelada

y comía galletas muy bien tostadas.


Por las mañanas leía los diarios

y tempranito se iba al trabajo.


No usaba escobas ni altos sombreros,

sino autos caros,

buenos pañuelos

y zapatillas de fino cuero,

cerros de trajes,

pieles y abrigos

que no cubrieran su hermoso ombligo.


Tenía corceles,

grandes mansiones,

con trenes, yates y seis aviones.


Casas de cambio tuvo a montones

y en cada Banco diez mil acciones.


Cincuenta haciendas de buen ganado

vacas de ordeño en los pastizales

y largas cuadras de platanales.


Nunca sabía de hechizos malos.

No hacía la magia… Ningún brebajo.
Y a los apuestos chicos del barrio

los imantaba de arriba a abajo…


Todas las noches

iba a las tascas y discotecas

fumando puros

de alta etiqueta.

Y en cada fiesta
-la astuta bruja-
bebía su whisky de data añeja.


Esta brujilla tan embrujada

que de hacendosa no tenía nada,

tuvo al servicio de sus poderes

treinta mujeres que eran esclavas:

fregaban pisos,

lavaban baños

y hacían las camas,

mientras brujilda, feliz roncaba.

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